No llores por mi, Inglaterra: Cuenta regresiva ¡El que no salta es un inglés!

Es un hecho, a días del mundial en Rusia la cartelera porteña se tiñe de celeste y blanco para alentar a la selección. Desde este jueves, la oportuna comedia «No llores por mi, Inglaterra», dirigida por Néstor Montalbano, imprime el inicio de la pasión futbolera en la época colonial para contagiar aquel sentimiento al siglo XXI

Por @LulyCalbosa 

El director Néstor Montalbano mantiene latente la impronta humorística de sus guiones televisivos exitosos Cha Cha Chá y Todo X 2 pesos para construir su sexto largometraje No llores por mi, Inglaterra; la desopilante ficción que escribió junto al coguionista Guillermo Hough al finalizar el rodaje de Soy tu aventura (2003), protagonizado por los actores Diego Capusotto y Laura Fidalgo. En esta ocasión, la premisa nuevamente subraya el concepto de lo popular como puntapié narrativo para dar rienda suelta a una parodia sobre las estrategias inglesas tras la invasión del año 1806 a los criollos en la Buenos Aires colonial regida por la monarquía española. Más precisamente, el relato del día en que desembarcó el fútbol en la Argentina gracias a los británicos que, tras la invasión inglesa, utilizaron este deporte como elemento de distracción para entretener a los criollos mientras esperaban la llegada de los refuerzos de su ejército porque no contaban con su astucia y resistencia de ser (re)conquistados. Así Montalbano, fiel a sus ideales, fusiona en un impecable cóctel estrategias discursivas desopilantes y actuaciones descomunales encabezadas por los comediantes Mike Amigorena, Diego Capusotto; los exfutbolistas José Chatruc y Fernando Cavenaghi y los multifacéticos Laura Fidalgo y Gonzalo Heredia ¿Estás listo para la aventura? ¡Dale play!

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El guión centra la premisa de enmarcar el fútbol como una estrategia de manipulación. “Van a hacer lo que nosotros digamos. Esto es un juego, incluso se puede putear”, le propone el General británico William Beresford (Mike Amigorena) a los criollos que absortos y guiados por el empresario argentino -un locuaz productor de eventos que intuye aquí un negocio rentable- llamado Manolete (Gonzalo Heredia) acceden al juego. Estudian su reglamento y comienzan a armar los equipos. Se dividen por barrios: El vecindario de la zona más humilde Embocadura versus los de la alta sociedad, Rivera; el partido funciona pero llegan los disturbios y se suspende. Es entonces cuando el Director Técnico de Embocadura, Sampedrito (Diego Capusotto), es convocado por Manolete para unir ambos equipos y formar un equipo nacional, que represente el patriotismo y enfrente a los ingleses en un partido mano a mano que propone Beresford. Entretanto, la sociedad de masas contagia su fervor al espectador y el espíritu de un equipo con garra que, aunque aún sin llamarse Argentina, emparda al seleccionado mientras al unísono se avecinan las tropas inglesas ¿Podrán dilucidar a tiempo el plan maquiavélico? Esta incógnita da ritmo a la trama que avanza empapada con símbolos que a más de un fanático del fútbol le piantará un lagrimón; tales como la semejanza entre el jugador que protagoniza Chatruc en la piel de un aborigen y recrea el emblemático gol del 86´ de Diego Armando Maradona o bien el apodo “pulguita” con que Sampedrito bautiza a su jugadora estrella, interpretada por Evelina Cabrera, titular de la Asociación de fútbol femenino.

En este contexto las locaciones elegidas resultan acertadas. Tanto los interiores filmados en estudio como los exteriores en Colonia de Sacramento, Uruguay; los barrios porteños de San Telmo y la recreación de la cancha de fútbol filmada en la Fundación Mercedes Sosa -ex cárcel de mujeres- ubicada frente a la plaza Dorrego. Otro plus es la post-producción de las fachadas de los edificios, mobiliarios y carruajes a cargo de alumnos de la Escuela Da Vinci; la banda sonora compuesta por Pablo Borghi (Metegol, Un gallo para Esculapio) en Praga junto a la Orquesta sinfónica Fame´s Project de Macedonia; y el deslumbrante vestuario confeccionado a medida en España con modelos de la época colonial. Gracias a la conjunción de estos elementos idóneos insertan la trama en un plano verosímil.

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Así No llores por mi, Inglaterra (2018) representa el sentimiento patriota de 1806 en una versión reloaded, apta para todo público, adaptada al léxico del siglo XXI. La frescura de sus personajes bizarros rememoran hitos que enlazan el pasado al presente histórico en una comedia de aventuras sin grietas. Deja de lado la creciente rivalidad entre bandos antagónicos; mientras desliza sin prisa pero sin pausa el sutil pero penetrante cántico ¡El que no salta es un Inglés!

PUNTAJE: 7/10


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Título: No llores por mí, Inglaterra

Dirección: Néstor Montalbano

Guion: Guillermo Hough, Néstor Montalbano

Reparto: Gonzalo Heredia, Mike Amigorena, Diego Capusotto, Laura Fidalgo, Mirta Busnelli,Luciano Cáceres, Matías Martin, Damián Dreizik, Fernando Lúpiz, Esteban Menis,Fernando Cavenaghi, Maria Evelina Cabrera, Jose Manuel Chatruk

En 1806 los ingleses invaden la ciudad de Buenos Aires, hasta entonces bajo el mando de la Monarquía Española. Instalados los ingleses en este nuevo territorio, el General Beresford, para distraer a la población, les presenta un nuevo juego: el fútbol. La idea es tenerlos entretenidos hasta que lleguen los refuerzos desde Inglaterra. El General Beresford parece ser fuerte y seguro aunque su estrategia estará guiada por su madre, una mujer de mucho carácter que digita su vida. Manolete, una especie de empresario de espectáculos, que está siempre a la pesca de algún negocio, le ha ido mal con su último emprendimiento y está en bancarrota. Piensa que el futbol puede resultar un buen negocio y organiza un partido con los dos barrios históricamente enfrentados, “Embocadura” y “La Rivera”.

 

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