El policial negro hunde sus raíces en la oscuridad del alma humana para brindarnos otra joya autoría de uno de los padres del género. En «Scarlet Street» se demuestra algo tan humano como la perversidad.
Por @MaxiMDQ83
La malicia expuesta en las más bajas miserias son aquellos perfiles de la naturaleza humana que Fritz Lang gustó tanto explorar. En lo oculto que se reprime y en lo amoral que nos somete “Scarlet Street” cobra dimensión de gran película. Aquí, las fuerzas del bien y el mal siempre pugnan y se repelen, como lo hacen en la vasta obra del gran autor alemán.
El espectador observará que aquí están presentes todos los tópicos característicos del cine negro: los escenarios nocturnos y lluviosos, así como la sensualidad de una mujer fatal irresistible conforman un explosivo cóctel. Christopher Cross (Edward G. Robinson) tiene un trabajo rutinario, cuyo único escaparate es la pintura. Su extrema honestidad lo convierte en víctima de un engaño por parte una encantadora mujer que conoce (Joan Bennett), quien lo seduce para luego arrastrarlo a un laberinto de destrucción sin salida.
Lang inunda de perversidad y moraleja una historia que destila infidelidad, manipulación y engaño. Como trasfondo, los hechos se suceden en una sociedad corrupta donde la ley está hecha para que triunfe el más tramposo. La pareja de estafadores encarna ese costado oscuro de la sociedad hasta límites insoportables: no hay nada peor que llevar a otro ser al borde de su extinción, haciéndole perder control de su propia vida.
Una vez más, el brillante realizador involucra al espectador en su obra. Lo incomoda, de manera que no pueda sentirse ajeno. Es menester aclarar que no se regodea en el sufrimiento de su antihéroe de turno, por el contrario; utiliza esta mirada sobre la falsa moral social y el dudoso actuar de la justicia, para cuestionar al hombre de su tiempo. Influenciándose notoriamente del existencialismo en boga por aquellos años, así como del pesimismo que había dejado el fin de la Segunda Guerra Mundial, Lang procesa una atmósfera densa con notable maleabilidad. El resultado es un film sin fisuras.
Título: Perversidad
Título original: Scarlet Street
Año: 1945.
Duración: 103 minutos.
País: Estados Unidos.
Dirección: Fritz Lang.
Guion: Dudley Nichols (Novela: Georges de La Fouchardière y André Mouézy-Éon).
Música: Hans J. Salter.
Fotografía: Milton Krasner.
Reparto: Edward G. Robinson, Joan Bennett, Dan Duryea, Jess Baker, Margaret Lindsay, Rosalind Ivan, Samuel S. Hinds y Vladimir Sokoloff.
Productora: Universal Pictures.
Género: Cine negro. Drama | Crimen. Remake.
Christopher Cross es un simple cajero infelizmente casado, pero tiene un raro talento para la pintura. En cierta ocasión, conoce a una aventurera de la que se enamora y le hace creer que es un pintor de éxito. La chica y su novio, un individuo sin escrúpulos, aprovechan la ocasión para explotar al pobre hombre, que llegará incluso a cometer un desfalco en su empresa para que ella siga creyendo que es un artista de éxito.
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