Álex de la Iglesia habla de sus filosofías, sus métodos y su larga trayectoria

Pasó el gran Álex de la Iglesia por Buenos Aires presentando su último trabajo, El Bar, y Cuatro Bastardos estuvo allí para contarte todo lo que dejó el genio durante un hermoso monólogo de casi una hora.

Por @RockaOnTheGo

Arrancó primero que nada, agradeciéndole a todos los concurrentes. «Una persona tan poco querida como yo necesita de estos eventos, gracias por venir». Aclaró también que se le podía preguntar sobre cualquier cosa: «Aunque soy malo en otras cosas… también soy malo en cine, pero bueno».

Lo que intenta transmitir con su trabajo en general, y con El Bar puntualmente

Respondió primero atajándose y aclarando que «Seria pretencioso creer que hay indagación en mi obra como si fuese un filosofo. Ver eso habla bien de ti, no de mi». Antes de finalmente abordar un poco más una respuesta:

Hay cierta angustia de como es la vida, pero es algo que tenemos todos. Lo que yo tengo es la oportunidad de reflejarlo. Pero siempre preocupado por la diversión y comedia, trato de preguntarme porque diablos es tan difícil la vida. Ahí es donde surge el drama, la comedia… y el engaño.

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Como surgió la idea para El Bar

La concepción de la idea que luego se volvería El Bar le llego al buen Álex cuando entro el Ébola en España. Cuando un amigo médico le cuenta lo serio que es lo del Ébola, no solo para España sino para toda Europa. Al terminar la conversación, cuando lo van a saludar, Álex termina amagándole el beso y evitando el saludo.

«Para que le voy a dar un beso?» pensé en el momento, ¡pero como voy a ser tan cobarde! Ahí tenia una película.

El Bar y las temáticas que maneja

Nos negamos a nosotros mismos la chance de que nada tenga sentido, porque eso seria insoportable. Somos capaces de crear cualquier cosa, dioses, iluminatis o extraterrestres como para que alguien sea culpable. Sentimos una necesidad constante de encontrar culpables ajenos, y eso es muy gracioso.

Perdón por el momento filosófico pero ya que lo preguntas lo digo: mis personajes prefieren pensar en el mundo como un escaparate, por eso es que están en un bar, porque piensan que el enemigo esta afuera.

Por eso ves la tele y todo esta mas allá, ves algo que te separa. Que adentro esta todo bien y que afueran están todos los locos. Nadie piensa que uno es culpable, no queremos porque es muy incomodo.

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El Bar analizado por su creador

¡Spoilers!

La vida la provoco yo, si yo cambio el espectáculo enfrente mil es diferente. supone valentía que ni tenemos.
En el primer acto los enemigos están afuera. primero un terrorista, luego el sistema, hasta que te das cuenta que es algo que esta adentro.
En el segundo acto bajan al almacén, el purgatorio. se limpian de esas falsas apariencias y descubren que el enemigo esta en el grupo, en el colectivo. todavía no soy yo, es uno de nosotros.
En la tercera fase el enemigo es uno, como decirlo de manera poco vehemente… el culo del demonio.
En el final el culpable eres tu mismo, o mismo tu terminas siendo la salvadora.

Para mi el bueno es el homeless y el malo es la chica. Es el personaje más honesto por estar acostumbrado a la inmundicia del nivel tres, no miente nunca porque esta loco. Un loco es una persona que dice lo que le viene a la cabeza… Cosa que habla mal de mi.

El homeless abajo es el Rey porque los demás tienen que desnudarse de ese prejuicio y de esas armaduras. Cuando llegan al fondo sin nada más que su personalidad están desvalidos con respecto a él.

Blanca es la superviviente por antonomasia. Consigue no engañar a los demás y por eso sobrevive, o puede ser que es la mejor manipuladora: realmente no lo sé ni me quiero decidir como narrador.

Luego le preguntan sobre los sets que utilizo, su sentido práctico y dentro de lo que es la historia. En ese momento ya agradece las preguntas con un sentido «¡Pero que delicia venir aquí!».
Explico entonces que en el primer nivel (arriba, en el bar) se maneja mucha dinámica, porque es todavía parte de este mundo loco en el que vivimos.
En el segundo nivel, todo es circular. Los personajes se mantienen en circulo y son tironeados hacia abajo, hacia la alcantarilla.
La tercera fase ya es mucho más diversa y dispersa, es un laberinto sin ningún orden.

Cuenta como Blanca Suarez (Actriz española que protagoniza El Bar y forma parte de la nueva serie Las Chicas del Cable de Netflix) busca al príncipe azul, «que ahora esta en internet obvio, como todo». Que «busca a alguien cómodo que se ajuste a ella y no lo encuentra en la realidad, no logra encontrarlo más que en internet».

En la película solo tras liberarse de la pureza (pasando al tercer nivel) encuentra la verdad, descubre que el príncipe azul que buscaba era aquel cobarde que acaba de dejar morir. Termina desengañada pero más estable que antes. Vuelve a la realidad destruida: Paso de nivel, ahora esta en el expert.

¡Fin de los Spoilers!

Sobre la realización y el detrás de escena en El Bar

En la escena final los personajes llevaban la cámara con arneses, la movían ellos mismos y no había iluminación más que la luz natural que entraba de arriba. Con lo cual «Se estableció una anarquía interesante, los protagonistas protagonizaban sin nada de dirección».

Nada de eso fue premeditado, fue todo por necesidad pero ahora que lo pienso si fue bastante ilustrativo.

También agrego que con él, «los cámaras son también guionistas, directores de fotografía, de arte y de también dirección… sino no puedes».

En el fondo una película es un problema de miradas,

Para responder una pregunta como equilibra el hacer de cada producción un reto y el manejarse con los productores, dijo:

Bueno yo en este caso fui productor así que no había drama con plasmar nada. Pero pasa que hostia, ¡lo mas bonito es jugar! Una película es un juego: una historia de amor entre los actores mientras que vos jugas al Monopolio… O al Clue, mejor al Clue.

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Sobre Asterix & Obelix, Tintin y su visión de la realidad

«Para mi la realidad del mundo es lo que se ve en la tele». Pero MI realidad, son las novelas gráficas: Es Asterix y Obelix, sobre todo Obelix por ser bajo de torax. Él es feliz porque no se cree gordo, o porque realmente no es gordo y es solo un gran hombre, porque esta mas allá de la obesidad y de si es, o no, obeso.»

«La realidad es el Capitán Haddock, la historia es de Tintin, pero me interesa la historia del que más sufre, o sea Haddock. O de Tornasol, que cree que lo sabe todo y no sabe nada.»

Sobre Martin Scorsese y David Lynch

Martin Scorsese es el mejor director vivo, no solo nos atrae por la potencia narrativa sino por la moral. Coloca al espectador en un lugar moral en donde no se siente a gusto…. En un principio. No queremos disfrutar del lado del malo, pero él nos muestra lo bueno de ser malo. Disfrutas del mal. Dios bendiga a Martin Scorsese por siempre, porque me ha mostrado vidas que nunca conocí, ni conoceré, porque nunca tendré el valor de conocer.

Lo que le hizo recordar una frase perdida del gran David Lynch en una entrevista sobre su film El Hombre Elefante: «Lynch dijo, creo yo con algo de gracia pero también con parte de verdad, que él esta a favor del carnicero que tortura al Hombre Elefante.»

Su motivación para hacer cine y su trayectoria

En el final de la conferencia, la última pregunta quedo en manos de quienes estaban realizando el documental «El camino de Álex». Con el micrófono ya en mano, le consulto lo que el mismo califico de «una pregunta sencilla»: qué lo motiva a seguir haciendo cine. Antes de responder aclaro de todas formas que «no crea que hay preguntas sencillas».

Me motiva el fracaso y la sensación de que no estoy en plena actividad.

La primera película que uno hace es muy parecida al sexo. En la segunda pedís más tiempo para hacerlo bien. En la tercera decís ahora que sé, quiero disfrutar… ahí te equivocas. Pides perdón y pides la cuarta. Ahí entras en el bucle de decepción que es la vida misma: todo es decepcionante. Nada te convence y quieres seguir buscando algo que no decepcione.

Cuando dejas de rodar te encuentras ante un aviso: no tiene sentido la vida. «¿Que hago que no estoy rodando? ¿Qué es eso? ¡Rodemos cualquier cosa! ¡Pásame un iPhone!»


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