Vimos los tres primeros episodios de la tercer temporada de esta adaptación televisiva creada por Bruce Miller sobre la novela homónima escrita por Margaret Atwood, y aquí nuestro recap.
Por @mauvais1
La historia de June Osborne parecía dar un nuevo giro en el final de la segunda temporada. Bajo ese puente, mientras ve a su recién nacida partir en brazos de Emily hacia lo que cree es la libertad, o tan siquiera la frontera con Canadá. A punto de hacerlo ella también decide quedarse entendiendo que sin su otra hija el plan de escape carece de sentido. Que sin rescatar al resto de las mujeres de la retrógrada y oscurantista Gilead nada lo tendrá. O eso quisimos creer cuando ella miraba directamente a la cámara con las ansias de un castigo divino.
Lo cierto que al inicio de esta tercer temporada, en sus primeros tres episodios, la historia parece haberse estancado en un limbo cíclico, como si de un «Día de la Marmota» se tratara. Un círculo vicioso del que Bruce Miller y Yahlin Chang, guionistas de los episodios, parecieran no poder escapar.
De OfFred a OfJoseph
El clímax que la historia vivió con la huida de Emily, June y la traición de Serena Joy (relevante sí lo es, que una de las fundadoras de la nación fuera contra los principios de esta), ahora parece diluirse en una maraña de acciones redundantes, por parte de June, que frenan de golpe la esperada revolución. Que dicho sea de paso, era un tópico que ya no podía retrasarse ante tanta solapada mención. Pero aquí estamos otra vez, reiniciando el ciclo, atrapados en el loop temporal de las idas y venidas.
De vuelta en la casa de los Waterford, June, intenta convencer a Serena que hizo lo mejor, que demostró ser la madre que la niña recién nacida merecía, mientras ella retoma su cotidianidad. Fred Waterford en un intento vano de mantener las apariencias guarda un siniestro silencio sobre lo ocurrido. Aunque su esposa se vea superada por la situación. Verán, la maternidad por fin alcanzada es reemplazada por un vacío que profundiza aún más el existente. Su soledad es enorme.
Devuelta al centro de reacondicionamiento de criadas, pues ya parió para la familia el ansiado retoño, June paga sus deudas con el sistema y es reubicada en un nuevo hogar. La casa del comandante Joseph Lawrence, fascinante personaje interpretado por Bradley Whitford. Criatura ambigua plagada de matices que parece ser la nueva incógnita a resolver de June. «Las mujeres como tú son como los niños. Piden demasiado, toman lo que quieren, y al diablo las consecuencias«. Le escupe en una escena con la impertérrita mirada de un serial killer. El tipo que ayudó con la huida de Emily, que permite que su casa sea un enclave de la resistencia, muestra ser capaz de una manipulación asombrosa cuando se trata de mostrar el poder que en él reside. El Mansplaining de la manera más virulenta, obvia y descarnada matizado, eroscado sería el término correcto, con una extraña noción de justicia. Definitivamente lo interesante ha sido este y la relación que de a poco establece con June.
El atractivo de la red de Marthas (sirvientas del sistema) es otro de los motivos por los que esta temporada puede ser interesante. Ellas, vista al final de la anterior, como una vasta y organizada red de rescate son mostradas ahora en su elemento, en sus zonas de trabajo y cómo organizan sus operativos. Los insalubre sitios que frecuentas, prohibidos a las criadas son fascinantes periferias de un universo que nos estaba quedando chico.
Hasta aquí llegamos
Pero repasemos algunos momentos importantes; Nick Blaine es ascendido a comandante y enviado al frente de batalla, puesto que entendemos que no todo el país está bajo el poder de la teocracia y quedan remanentes de rebelión, como en la ciudad de Chicago. Que ahora se vuelve «el» tema en las conversaciones de los salones atestados de comandantes. Un personaje explorado con poco tacto por parte de la historia, que siempre resultó ser el interes romantico de la protagonista más que una pieza del complejo juego de guiones.
Serena Joy recluida en casa de sus padres cae de a poco en la depresión por la pérdida de su pequeña, trabajo formidable de Yvonne Strahovski que muestra una y otra vez ser la merecedora del protagónico de la serie. Sin desmerecer a Elisabeth Moss, más bien a los escritores. Fred Waterford, degradado deambula como un aparecido entre las mujeres que un día gobernó con astucia. Es solo la sombra de un personaje que supo ser interesante, el remedo táctico de un guion que lo convierte de a poco en un deus ex machina de June.
June ¿Qué a sucedido con el enorme personaje que supo ser en la primer temporada, ese que de a poco se desdibuja en la segunda en un eterno ir y venir con miradas en fastuosas fotografías con frases de cabrona? Quién lo sabe. Lo cierto es que se sostiene gracias a la impronta que en todo momento da Elisabeth Moss al interpretarla, porque parece ser el único personaje carente de una finalidad. Se yergue ahora como el centro de una danza, la fuerza de un movimiento que la ignora, la mirada de un espectador pasivo. Sus acciones son el relato de otro, la causa que los explica y expone. Indaga ahora en la red de Marthas, se para frente a un Joseph Lawrence para referencia emocional, se reencuentra con la tía Lydia, otro de esos personajes que ganan en su intérprete, Ann Dowd es deslumbrante en la construcción de esas criatura. Nada más hasta aquí.
En Canadá los remanente del pasado son los peor tratados por la historia, porque parecen cumplir con la misma función que June. Como en cualquier composición el horizonte funge de límite físico y emocional para el espectador, la perspectiva de una vista que podría perderse en el gris de la nada. Moira, Luke Bankole y ahora Emily representan no más que eso, con sus historias trozadas en reacciones siempre orquestadas para equilibrar el relato central, careciendo de uno propio. Si existiera un infierno para un marco ficcional sería este.
Pero con todo esto, no intentamos frustrar a ningún espectador con respecto a los visto, la serie sigue siendo una aceitada máquina en que la producción es milimétricamente cuidada en la construcción de esta realidad alterna. Quizás la cotidianidad de la nuestra pueda superarla en giros argumentales importantes, pero aquí y gracias a la fotografía de Colin Watkinson, como el diseño de producción de Elisabeth Williams surte un efecto dramático excepcional que supera visualmente la nuestra. Pero de alguna manera se vuelve el atractivo indispensable para el desarrollo de la trama y no un componente más.
Título: The Handmaid’s Tale
Episodios: Night (T3x01), Mary and Martha (T3xE02), Useful (T3xE03)
Dirección: Mike Barker, Amma Asante
Guion: Bruce Miller, Yahlin Chang
Reparto: Elisabeth Moss, Joseph Fiennes, Max Minghella, Yvonne Strahovski, Alexis Bledel, Ann Dowd, Jordana Blake, O.T. Fagbenle, Samira Wiley, Nina Kiri.
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