Game of Thrones: Análisis de «The Dragon and the Wolf» (7×07)

«Si crees que esto tendrá un final feliz, es que no has estado prestando atención»
Ramsay Bolton

Por @mauvais1

Ha sido el final, el séptimo episodio trajo con él, esperados encuentros y sospechadas respuestas. Un cierre clásico de esta saga, donde unos obtienen justicia, cualquiera sea la que esperamos y abre nuevos interrogantes para lo que vendrá. La esperada cumbre de reyes, al fin se lleva a cabo y comienza con una demostración de fuerza por parte de la Madre de los Dragones, que hace temblar la misma tierra bajo los cascos de los dothraki y destellar el sol en las altas lanzas de los inmaculados. Desde las murallas de Desembarco del Rey, Jaime y Bronn observan y catalogan cual bardo en el desembarco de los griegos frente Troya. Pero no es tiempo de batalla, es momento de parlamento. Una tensa reunión, y vaya que es magnífico ver como todos los dispersos personajes comparecen en esa arena, Pozo Dragón, último hogar de los desaparecidos dragones en tiempos de Aegon II Targaryen.

game-of-thrones-the-dragon-and-the-wolf-jamie-lannister-bron-01

 

 La columna en la que avanzan Jon y el séquito de Daenerys, se encuentra con la guardia traída por Bornn, Brienne y Podrick. Allí caminan todos hacia el sitio, en una demorada procesión que da tiempo a diferentes encuentros y como sucediera en Beyond The Wall, hay un intercambio entre ellos, se pondrá un poco al día con la situación de los otros personajes. De la que rescatamos esa rara avis que fue el diálogo en entre el Perro y Brienne; como padres divorciados anoticiandose de la suerte de sus hijos. Pero vayamos a lo que importa, Pozo Dragón está preparado para este significativo encuentro; el rey del norte y la magnífica Cersei, con esas galas cual reina Elizabeth, hierática y monocroma como Lady Macbeth. Un pedazo de reina único, que más podríamos decir. Y la llegada de Dany montando a su dragón favorito. Las negociaciones comienzan de la peor manera y acá vamos a hacer un alto, porque Euron arranca con un montón de bravuconadas que hasta la misma Cersei poco soporta, creando una tensión que antoja tan artificial y carente de significado que abruma, ¿Este es el maloso de la temporada? Tal vez fueron más nuestras ganas de lo que Benioff&Weiss tenían planeado, no lo sabemos, sí podemos anticipar que fue más que desaprovechado. 

La asamblea, propiamente dicha, tiene un buen comienzo, con ese espectro cual zombie de Train to Busan que el Perro libera y muestra por fin el terror que tanto persigue a Jon, y que hace estremecer a la misma reina de Poniente. Sí, Cersei, que ni se inmuto con la cabalgata de Dany en dragones. Pero, hay un delicado tema a tener en cuenta, porque ella, la hermana de un silencio Jaime, única estratega calificada del lugar pregunta, cómo se supone que retire sus ejércitos y permita al extremo norte y sur hacer un paseo por sus tierras sin esperar que así afiancen su poder. Que el rey del norte, así lo llama dándole el título que hace cientos años no se oye en esos lugares, se retire a su posesiones y no intervenga. Esa será señal de que podrá confiar en la estrategia que están exponiendo. Y claro, el cabezón Star/Snow/Targaryen, hará gala de su quieto orgullo. Poco práctico este rey que no negocia solo pide y nada da a cambio. Dios libre a sus súbditos. Se niega, ya ha jurado por la causa de Daenerys, fin del asunto. Toda una temporada en la que no dio el brazo a torcer frente a los ojitos de la khaleesi y lo hace justo en una negociación que podría salvar al mundo. Decíamos un rey de temer, por su estupidez.

game-of-thrones-the-dragon-and-the-wolf-620x360

Cersei se retira de la ronda, y un asustado Tyrion comprende que solo él puede hacer algo con este lio. (No dejamos de preguntarnos porqué nunca buscamos que fuera él el rey) Y aquí viene una escena que nos antoja bastante tirada de los pelos, un inacabado choque de fuerzas en el que Cersei y el mano de la reina Dany se mostrarán, la una molesta con tanta ruindad y el otro entre asustado y decidido. Un cruce que carece del viejo juego del gato y el ratón que tanto disfrutamos en temporadas anteriores, se lo dicen todo, se exponen tan frontalmente que el juego parece concluir ahí. ¿Como ella permite que se sepa tan pronto de su embarazo? ¿De su miedo a sobrevivir? Aunque todo el tiempo la reina es consecuente consigo misma la secuencia es por demás explícita, carente de tensión y en la que Tyrion parece ganar sin plantear una demoledora argumentación, extraño en él. Ni siquiera la montaña logra acrecentar, con su silenciosa presencia esa idea de que de ahí nadie sale ileso. Física o moralmente.

Volviendo al pozo, los jóvenes, jon y Dany, comparten un momento de diálogo en que saldrá a colación el tema de ella y su infecundidad, a lo que él solo dirá, y si aquella bruja se equivocó. Sí claro, porque todo lo que acontece en torno a ese tema desde que es mencionado no tiene importancia. Puede que solo sea el capricho de una mente congestionada. Un «nunca pasó» de lo peor. Convirrtiendo el sacrificio de Dany por la regeneración de la vida de su Khal Drogo en qué? Una niñería? Sigamos, falta mucho más. Regresa Cersei y promete no solo la tregua, también la ayuda de sus huestes. Vamos todos al norte a terminar con los caminantes blancos sin planteos, un cheque en blanco, una total predisposición que todos adivinamos como falsa. Estamos demasiado acostumbrados a sus reveses. Pero es hora de partir. Que suenen las trompetas, que se reúnan los estandartes. No, esperen, nunca ayudará a nadie que no sea familia. La jugadora estrella tiene otro plan, uno que Jaime no acepta. Dio su palabra. Y luego de una disputa, parte solo a cumplir con lo pactado. La reina, Lady Macbeth, al fin sola, sin restricción alguna. Allí queda en sombras barruntando sus decisiones, masticando lo que pierde por resoluta. La posición del rey es solitaria. Como amamos a Cersei.

game-of-thrones-season-7-finale-littlefinger_1503898184783

En el extremo norte, Sansa y Arya continúan con su juego, uno irreal y preñado de giros. La escena de Sansa y Petyr comienza bien, la serpiente elabora con encanto y propone juegos, ella sentada barrunta y expone su pensamiento a un sujeto que la traicionó y vendió varias veces. Acá hay gato encerrado, y aunque cualquiera opina con el diario del lunes, se exponen otra vez los personajes sin medias tintas. Extraño en un mundo como el del juego, pero Benioff&Weiss, hará poco caso a eso, Sansa parece estar cociendo la mortaja de Arya y Petyr aguarda pala en mano el desenlace. ¿Alguien realmente pensó que simplemente mataría a su hermana? ¿Tal vez desterrarla? Ha sido siempre un juego de la serie los puntos de vista. Siempre hemos estado en el lugar de uno de los personajes, uno que ignoraba lo que vendría, uno que lo sabía, ha sido lo entretenido de esta saga televisiva. Pero ahora sí que nos sorprendemos porque el punto de vista es Petyr mismo, ignoramos lo que él ignora, sabemos lo que él. Si no, no podríamos explicarnos ese giro final en el juicio que se lleva acabo el salón del castillo de Invernalia. Ha sido esta vez, un movimiento brusco y carente de tacto, el golpe es atronador. Y cae uno de los mejores jugadores que supo tener este endiablado torneo por el trono. Petyr Baelish, muere degollado por la pequeña cambia rostros sin ceremonia, suplicando, acorralado. ¿Estuvo siempre planeada esta jugada? Es una interrogante que tal vez el fuera de cámara jugó mucho más de lo que una ficción podría sostener. Bran las puso al día, es una posibilidad, pero esto carece de los indicios que siempre supieron dejar germinando, ellas venían de mal en peor en su relación. Eso lo vimos, lo vió él, y de repente todo cae cual Tetris sin respiro. En fin, flojo y acomodaticio, tenían que tener un golpe de efecto. Y vaya que lo fue.

IQa3lwClmRvx

Samwell Tarly llega a Invernalia y va directamente a Bran, con que el que pondrán las cartas sobre la mesa. El hijo bastardos es el legítimo heredero al trono. Jon es hijo de Rhaegar y Lyanna Stark. Las piezas encajan otra vez sin ruido. Anulado el matrimonio de éste y la princesa de Dorne, es esa unión, a los ojos de los dioses y los hombres, honesta. Apenas si la escuchó cuando Gilly lo leyó. Pero ahí está presente la información. ¡Al diablo con todo! El rey de los caminantes irrumpe en el norte con su dragón y vuela, ante los ojos escandalizados de Tormund y Beric Dondarrion, el muro al frío rugido del lagarto. Ellos están aquí. Entendemos la espera, solo la magia del bicho puede con ese muro también magico. E inundan el mundo con su apocalipsis, lo notaron ustedes también, los cuatro jinetes, el dragón. El fin de los tiempos. Y la cama de la reina Targaryen ocupada por su sobrino, como debe ser, como es costumbre en la casa. La guerra apenas si comienza en una irregular temporada que trajo muchos personajes al rodeo para luego deshacerse de ellos sin dilación. Gendry es uno de los ejemplos. Como la epopeya de Theon, hilarante las patadas a la entrepierna como «un viste que todo tiene un sentido aquí» y su ahora rescate de Asha.

Preguntas finales, Euron parece acobardarse ante el zombie y decide marcharse, error, es un plan para traer a la celebérrima Compañía Dorada. ¿Necesario el giro? ¿Porque Tyrion se queda observando el camarote de la reina cuando entra Jon? ¿Sabe la verdad? y más importante aún ¿Tormund está vivo? Apresurada, irregular y siempre magnífica se despidió esta séptima temporada. ¿Ustedes que opinan, merecíamos más? ¿Fue un gran final?

Acerca de Marco Guillén 4338 Articles
Aguanto los trapos a Jordi Savall. Leo ciencia ficción hasta durmiendo y sé que la fantasía es un camino de ida del que ya no tengo retorno.

Be the first to comment

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.