Retrospectiva Bastarda: “Rear Window” (1954), de Alfred Hitchcock

Hitchcock en Qubit

Dedicamos este especial al gran Alfred Hitchcock, más precisamente a una de las obras maestras del director: “Rear Window”.

Por @GiuCappiello

“Un fotógrafo sufre un accidente laboral que lo obliga a permanecer en reposo con una pierna enyesada. A pesar de la compañía de su novia y su enfermera, procura escapar al tedio observando desde la ventana de su apartamento lo que ocurre en las viviendas de enfrente. Debido a una serie de extrañas circunstancias, llegará a la conclusión de que se ha producido un asesinato”.

¿Qué decir acerca de este film que ya no se haya dicho? Qué envidia de aquellos que se encuentren frente a estas palabras sin haber visto –aún– esta obra maestra, siendo portadores de la posibilidad de sorpresa y disfrute característicos de la primera vez que se visiona una película de éste calibre. De todas formas, uno de los talentos del maestro del suspenso, siempre ha sido entregar cintas capaces de asombrar una y otra vez tanto al crítico atento como al espectador común; por las historias, la inteligencia narrativa, la utilización de recursos y el lenguaje detrás de las imágenes, por nombrar sólo algunos pocos aspectos.

Habiendo dicho esto, nos dedicaremos a desarrollar algunas consideraciones sobre este film, algunas de ellas dichas por el propio Alfred Hitchcock, otras producto de los incansables análisis que se han hecho al respecto –y que siguen haciéndose hoy en día– intentando hacer evidente el fundamento de por qué se la considera una obra maestra. Y más aún, nos proponemos hacer un breve despliegue cuyo fin sea una invitación y convencimiento, para que al concluir esta lectura, no demoren ni un segundo más en vivenciar el placer que significa –para cualquier persona cinéfila– ver este clásico de la cinematografía.

No es necesario hablar para decirlo todo

El film comienza mostrando los títulos sobre un ventanal cuyas tres cortinas se repliegan una por una; luego la cámara avanza, saliendo del departamento para darnos un recorrido por el conjunto de edificios que conforman el complejo. El trayecto circular del exterior concluye donde inició: dentro del departamento, donde podemos observar el rostro sudado de Jeff (James Stewart) descendiendo hasta revelarnos la pierna enyesada, en la que a su vez puede leerse escrito su nombre. El movimiento continua por la habitación pasando por una cámara fotográfica destruida y unos cuadros colgados en la pared que dejan ver unas fotos tomadas en situaciones peligrosas, para finalmente concluir en el retrato de una mujer, la misma que aparece en la portada de unas revistas de moda que yacen a un costado.

“Las películas mudas son la forma más pura del cine (…) Cuando se cuenta una historia, sólo se debería recurrir al diálogo cuando es imposible hacerlo de otra forma. Yo me esfuerzo siempre en buscar primero la manera cinematográfica de contar una historia por la sucesión de los planos y de los fragmentos de películas entre sí”.
Alfred Hitchcock

Así es como el director en cuatro minutos nos presenta sólo mediante imágenes: el lugar desde el cual vamos a ver casi la totalidad de la cinta, es decir, la ventana; el conjunto de edificios y pequeñas historias que lo rodean que será el escenario principal para los eventos posteriores. Así como también conocemos el nombre del protagonista sin que hiciera falta una presentación expresa, inferimos su profesión, la circunstancia en la que ha sufrido el accidente –seguramente tomando una foto peligrosa– y su situación sentimental.

Es por esto que mencionábamos la utilización de recursos como una de las manifestaciones del talento propio del maestro del suspenso, pero que no se reduce simplemente de eso, sino que también es una concepción y toma de posición acerca de la manera de hacer cine. Seguramente una de las razones de este virtuosismo en materia de lenguaje visual, sea el origen del director dentro del cine mudo, en el que prescindir de lo verbal formaba parte de una limitación más que de una posibilidad.

El significado detrás del espacio

Otra particularidad sobre esta obra maestra, es que se cuenta de forma íntegra desde la mirada absolutamente subjetiva de Jeff, desde la inmovilidad de su silla de ruedas. Sólo en dos momentos la cámara sale del departamento para zambullirse en el escenario exterior: una primera vez al inicio del film y una segunda en el extremo opuesto, hacia el final. Por otro lado, la única ocasión en la que la historia no está contada desde los ojos del protagonista como lente intermedio, es el fragmento en el que muere un perro del vecindario –acontecimiento más que significativo para la trama– es la única ocasión en casi dos horas de film, en la que el punto de vista cambia y la cámara se sitúa en el patio. Esto se debe a que el director eligió –dicho por él mismo– mostrar la totalidad del decorado sólo en los momentos de mayor tensión y dramatismo.

Nos encontramos frente a una película cuyo padre es uno de los directores más inteligentes, y es por esto que nada de lo planteado debe tomarse a la ligera: el espacio reducido que conforma el departamento de Jeff, es una limitación que a Hitchcock lo motivó a modo de desafío técnico, y aunque en ciertos momentos puede generar cierta sensación de claustrofobia al espectador, este detalle es más importante de lo que podemos pensar en superficie. Que todo trascurra y sea visto desde ese lugar, genera seguridad, lo que sea que esté pasando por fuera –por más terrible que sea– pasa por fuera. Y esto que se instala silenciosamente mientras visionamos el film, es lo que carga de tensión y nerviosismo aquella escena en la que Lisala preciosa Grace Kelly– cruza el complejo hasta el departamento del supuesto asesino.

En ese momento, ni Jeff ni nosotros podemos controlar el peligro al que se enfrenta Lisa. El ritmo cambia, la observación pasiva y las conjeturas al aire se convierten en inocuas de cara a un peligro que escapa a las posibilidades del protagonista ya que no puede moverse. El contacto con el real peligro se hace manifiesto en dos momentos: uno donde el personaje va hacia él y otro donde es el peligro mismo el que entra a esta habitación en la que ingenuamente nos sentíamos detectives a salvo. Una estrategia maravillosa para la edificación efectiva de los momentos de tensión.

Dato curioso: El movimiento de cámara a través de una ventana que da inició a Rear Window se repetirá en el inicio de Psycho (1960), siendo en ambas la expresión de una entrada a la intimidad, la observación silenciosa de un ámbito privado.

Todo somos voyeurs

En realidad el concepto excede a su definición en sí misma, y el disfrute detrás del mirar puede no estar relacionado a situaciones eróticas ajenas, ni a una excitación sexual propia –por lo menos no en apariencia– pero lo que sí se mantiene como carácter innegable en el acto voyeurista, es la entrada a la intimidad. Ya hemos realizado un minucioso análisis sobre el jugueteo entre el director y el concepto “mirada” en “Psycho; pero por supuesto que Rear Window también tiene mucho de esto.

El personaje principal dedica sus horas de reposo a espiar a los demás, inicialmente por ocio, pero el ida y vuelta al comienzo del film entre el plano de lo que Jeff observa y las caras del mismo como reacción a lo visto, son manifestación de un placer presente en ello que excede la curiosidad. Asimismo, aquellas ventanas que observa desde la suya propia, son minúsculas historias cuyo nexo es el amor, las relaciones, y según palabras del director mismo, resultan un pequeño espejo del mundo… mirar el mundo de allá afuera, para evitar mirar el propio.

Hemos dicho bastante y aun así queda tanto por decir, aunque prácticamente Rear Window no necesita presentaciones ni explicaciones, ya que muestra por sí misma su calidad, su lugar dentro de la filmografía del director y su condición de clásico indiscutible. Pasaron 64 años de su estreno y esta película sigue siendo ejemplo de cómo hacer cine y del correcto uso del lenguaje y la narrativa usando los puntos de vista como medio; pero aun así, resulta placentero recordarla, desmenuzarla y analizarla, para transformarse uno en partícipe –de forma humilde– de esta inolvidable obra del maestro del suspenso Alfred Hitchcock.


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Título: La ventana indiscreta

Título original: Rear Window

Año: 1954.

Duración: 110 min.

País: Estados Unidos.

DirecciónAlfred Hitchcock.

GuionJohn Michael Hayes (Historia: Cornell Woolrich).

MúsicaFranz Waxman.

FotografíaRobert Burks.

RepartoJames Stewart, Grace Kelly, Thelma Ritter, Raymond Burr, Judith Evelyn, Wendell Corey.

ProductoraParamount Pictures.

Género: Intriga, espionaje. Película de culto.

Un reportero fotográfico se ve obligado a permanecer en reposo con una pierna escayolada. A pesar de la compañía de su novia y de su enfermera, procura escapar al tedio observando desde la ventana de su apartamento con unos prismáticos lo que ocurre en las viviendas de enfrente. Debido a una serie de extrañas circunstancias empieza a sospechar de un vecino cuya mujer ha desaparecido.

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